Al atardecer en verano iba el tren hacia la
costa atlántica del sur. EL departamento estaba ya en penumbra, y por la
ventanilla corría un paisaje de chumberas y olivos baja un cielo de verdoso
azul, que como metal ardiente al enfriarse sólo una roja lúnula lucía allá en
el horizonte.
Subía el tren un repecho, torcía luego en pronunciada
curva. De pronto apareció el mar abajo, en la hondonada, y sobre el mar una
estrecha franja de tierra en cuyo extremo se alzaba una ciudad: minuciosa
profusión blanca de torrecillas, de terrazas, cercada por el agua. Era la
ciudad sumergida de la leyenda brotando a aquella hora silenciosa del seno
marino. ¿Era un copo de ninfea abierto al beso del aire crepuscular? El mar
estaba de un azul oscuro y profundo, y todo aparecía quieto, como si el tiempo
quisiera detenerse en un encanto sin fin.
La noche había cerrado al llegar el tren al pueblo costero,
y apenas si se vislumbraban sus torcidos paredones, hileras de casuchas blancas
y parejas de enamorados, bien juntos los dos, cuchicheando en el quicio de la
puerta, a la luz verdosa del gas que salía de los patios. Callejas en pendiente
llevaban a plazuelas silenciosas y tras ellas, al fin cercano en olor denso y
amargo, brotó su rumor hondo, largo, extraño, como el de unas alas inmensas que
chocaran en vuelo impotente.
Al pie del murallón los pasos se hundían ya en la arena, y
por el aire negro, tal vagos fantasmas, surgieron las velas de las barcas
pesqueras. Allí estaba él, en lo oscuro, un lamento de gozo o de pena, una voz
insomne llamando nadie sabe qué o quién en la vastedad sin nombre de la noche.
Aspectos generales:
El texto que consideramos a continuación es una
descripción en prosa. Se trata de un texto literario y por lo tanto es un
discurso en el que la función predominante es la estética o poética (Jacobson)
Se pretende crear una impresión a través de la lectura y para ello se
utilizan diferentes recursos, como veremos.
Podría tratarse de un texto perteneciente a una unidad
mayor que lo incorpora, no obstante podemos considerarlo unitariamente ya que
tiene un motivo principal paisajístico y la intención de quién lo ha escrito es
describirlo. De tratarse de un fragmento, incorporado en una novela, por
ejemplo, esta parte descriptiva podría tener una finalidad introductoria y por
lo tanto, una intención es sí misma que nos permitiría hablar de una unidad o
al menos de una subunidad textual. También podría ser una estampa, una
descripción que se sostuviese en sí misma y no tuviera una finalidad
introductoria de una progresión textual posterior.
Podríamos resumir
el texto diciendo que en él se describe un paisaje rural en un atardecer y
anochecer de verano. Externamente se divide en cuatro párrafos de
extensión variable, aunque los centrales son más extensos y el primer y último
párrafos son más breves.
Internamente podemos dividirlo en dos partes, en la
primera parte que se correspondería con los dos primeros párrafos, se describe
el paisaje desde el tren, primeramente en su trayecto, y después a la llegada
al pueblo. En la segunda parte, que se corresponde con los párrafos tercero
y cuarto, es ya de noche y el tren ha llegado a su destino, un pueblo costero.
Comentario de la elocución:
Al tratarse de un
texto en prosa, los aspectos fónicos no tienen tanta relevancia como si se
tratara de un texto en verso. Es importante, sin embargo, considerar que la
prosa tiene también un ritmo que, en este caso, es bastante lento, con muchas
comas y conjunciones. La lentitud en la progresión textual es conveniente para
la descripción detallada del paisaje que se busca reflejar en este texto. Las
oraciones son mayoritariamente enunciativas, salvo el caso de dos
interrogativas en el segundo párrafo que elevan el tono y tienen, además, un
acusado carácter retórico, lírico y figurativo como veremos al tratar el plano
semántico.
En el plano
sintáctico, resalta el empleo de pretérito imperfecto muy apropiado para las
descripciones al producir un efecto de indeterminación o de suspensión
temporal frente al uso perfectivo del indefinido, más propio de la
narración. En este sentido, resulta lógico que el escritor emplee el pretérito
pluscuamperfecto en una perífrasis cuando se refiera a una acción
acabada: la llegada del tren a su destino: "la noche había cerrado
al llegar el tren a su destino". Todo lo demás son imperfectos: iba,
estaba, traslucía, subía, era, llevaba, se hundían...
Por otra parte, como consideramos antes, se usa
frecuentemente la conjunción copulativa y las enumeraciones son frecuentes: y
por la ventanilla, y sobre el mar, y a pesar, y tras ellas, etcétera. La
adjetivación es profusa porque estamos ante una descripción detallista, para
ello se emplean adjetivos, sintagmas preposicionales y subordinación:"
paisaje de chumberos y de olivos", "roja lúmula",
"pronunciada curva", "minuciosa profusión blanca de torrecillas",
hora silenciosa", "aire crepuscular", "azul oscuro y
profundo", "alas inmensas", "voz insomne", "cielo
que con metal ardiente tralucía", entre otras.
En el plano figurativo destacan una serie de imágenes
y metáforas de gran intensidad y belleza; especialmente se concentran en dos
oraciones interrogativas y en el párrafo que cierra el texto: "¿Era una
ciudad sumergida de la leyenda brotando a aquella hora silenciosa del seno
marino?", "¿era un copo e ninfea abierto al beso del aire
crepuscular?". Y al final: "Allí estaba él, un lamento de gozo o de
pena, una voz insomne llamando nadie sabe qué o quién en la vastedad sin nombre
de la noche" En este sentido, también debemos mencionar los símiles:
"cielo verdoso azul que como metal ardiente al enfriarse sólo una lúlula
roja traslucía"
El léxico empleado es de un nivel culto, se emplean
adjetivos y sustantivos como penumbra, repecho (poco empleado en el lenguaje
coloquial) profusión, ninfea, crepuscular... aunque también expresiones más
coloquiales como la onomatopeya "cuchicheando" que da al texto un
efecto sonoro interesante.
Interpretación global del texto:
Este discurso
descriptivo, de carácter literario, a pesar de estar escrito en prosa, tiene un
carácter lírico, es mas importante lo que se sugiere, las emociones que se
quieren transmitir, que la descripción de los motivos en sí mismos. El
motivo principal es el mar, y en torno a él, el pueblo, el paisaje que lo
rodea; el tren que nos introduce en este ámbito. Sin embargo, me atrevería a
decir, que el tema del texto no es el paisaje en sí mismo, sino una emoción
inefable, una suerte de melancólica tristeza que se funde con el placer de la
contemplación.
A partir del
análisis estilístico podemos concluir que se trata de un texto contemporáneo aunque
bebe de las fuentes tanto del romanticismo como del modernismo. Apreciamos esta
influencia romántica en la preferencia por los paisajes etéreos y nocturnos,
las presencias misteriosas, como esa figura enigmática y fantasmal del final.
"Allí estaba él, en lo oscuro"
La influencia
modernista se aprecia en la plasticidad y el cromatismo: "verdoso azul,
metal ardiente" y por imágenes que nos remiten a los campos semánticos y
al universo de este movimiento literario como "el copo de ninfea". No
obstante hay imágenes que nos sitúan más en un contexto vanguardista: "la
luz verdosa del gas que salía de los patios" (futurismo) "unas alas
inmensas que chocaran en vuelo impotente" (surrealismo).
El escritor se
sitúa ante lo que ve y escucha y busca comunicar al lector una serie de
emociones de modo indirecto. Manteniéndose fuera del texto y del paisaje que
describe. En ningún momento dirá: "iba en el tren", "llegué al
pueblo", no se trata de que haya un narrador externo sino de que
prácticamente no hay narración. Es el tren el que llega, avanza o se detiene.
Es una presencia innombrada la que lo observa todo, como la propia noche. la
noche se presenta, como el mar, como algo inmenso, inconmensurable y
esencializado. Personalizado después en la figura humana que aparece al final,
como una presencia y como una voz. "un lamento insomne de gozo o de
pena". No son ya el mar y la noche de un día de verano en un pueblo
andaluz; son el mar y la noche en sí mismos. Frente a ellos la persona que
observa el fluir de la vida: "como esas callejuelas encaladas, como ese
cuchicheo incesante del los enamorados". De este modo el texto va más allá
de lo anecdótico para adquirir un valor existencial y trascendente.
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