Es,
por cierto, muy digno de admiración que este punto, se haya presentado a la
discusión como un problema difícil de resolver. La lucha de toros no ha sido
jamás una diversión, ni cotidiana, ni muy frecuentada, ni por todos los pueblos
de España, ni generalmente buscada y aplaudida. En muchas provincias no se
conoció jamás; en otras, se circunscribió a las capitales y dondequiera que
fueron celebradas lo fueron solamente a largos periodos y concurriendo a verla
el pueblo de las capitales y tal cual aldea circunvecina Se puede, por
tanto, calcular que de todo el pueblo de España apenas la centésima parte habrá
visto alguna vez este espectáculo. ¿Cómo, pues, se ha pretendido darle el
título de diversión nacional? Pero si tal quiere llamarse porque se conoce
entre nosotros de muy antiguo, porque siempre se ha concurrido a ella y
celebrado con grande aplauso, porque ya no se conserva en otro país antiguo de
la culta Europa, ¿quién podrá negar esta gloria a los españoles que la
apetezcan? Sin embargo, creer que el arrojo y destreza de una docena de
hombres, criados desde su niñez en este oficio, familiarizados con sus riesgos
y que al cabo perecen o salen estropeados de él, se puede presentar a la misma
Europa como argumento de valor y bizarría española, es absurdo.
Este es un texto
ensayístico. (Ver características del ensayo)
Para resumir el texto
podemos decir que se presenta en él una perspectiva hacia un problema, a
saber, las luchas de toros, que no le parece al autor o autora de tan difícil solución como se dice en ese momento.
La estructura externa
del texto responde a una división en dos párrafos de extensión semejante (de
10 a 8 líneas respectivamente). La estructura interna se corresponde con su
carácter argumentativo ya que se trata de una sucesión de razonamientos
destinados a, en este caso, negar una tesis, una idea que se plantea
externamente al texto y la intención global del mismo es, precísamente, desmontar
el valor de esa idea, de los argumentos en los que se apoya mediante la ironía
y la contra-argumentación.
En el primer párrafo el
autor se refiere a un aspecto que no se explicita en el fragmento que estemos
comentando. "Es por cierto, muy digno de admiración que este punto se haya
presentado a discusión". Resulta evidente que el autor o autora se está
refiriendo a algo que se ha dicho anteriormente y que no ha quedado recogido en
el fragmento, dándole a este un inicio al estilo de ciertas narraciones
"in media rex" que entran en materia sin preámbulo alguno. Me
atreveré a decir, por tanto, que este no es el comienzo real del texto y que
debemos asumir que no está explícito. No obstante, muy pronto aparece el tema,
en la frase siguiente, nos concreta: "la lucha de toros". A
partir de este momento, y sin rodeo alguno, entra directamente en la contra
argumentación, comienza atacando la idea misma de que nos encontramos ante un
dilema, un problema de difícil solución y a continuación se presentan las ideas
que refrendan este punto de vista. En este primer párrafo se expone que se
trata de un espectáculo minoritario y no de un espectáculo que pueda ser
representativo de toda la nación. En el siguiente párrafo, en una estructura
contrapuntística, se aceptan con argumentos contrarios indiscutibles, la
antigüedad, el éxito entre sus defensores y la exclusividad de las luchas de
toros respecto a los demás países de Europa, donde tal actividad no existe. Pero
se le da la vuelta a este argumento para presentarlo como prueba del atraso, lo
que conduce al absurdo la idea de mostrarlo a los europeos como un valor del
pueblo español.
Por tanto, podemos
estructurar las ideas del texto del modo siguiente:
La idea principal sería
la de que es absurdo presentar ante Europa las luchas de Toros como un valor
nacional.
Las ideas que
desarrollan esta principal serían:
1. No es nacional, ya que
no es general.
2. Sólo se conserva en
España, y no en la "culta Europa"
3. No es muestra del valor
español, sino del arrojo de unos pocos hombres.
En este texto se parte
de una primera impresión negativa, de asombro, ante algo que se presenta como
un problema complejo para ir desbrozando hasta llegar a una conclusión , una
tesis que se presenta como evidencia inexcusable.
El estilo del
texto se corresponde con una prosa ágil, de registro estándar, coloquial,
dirigida a un lector culto, aunque no especialista en ninguna materia en
particular. Un lector de prensa interesado en formarse una opinión sobre temas
de actualidad y poder desarrollar sus propios argumentos a partir de distintos
puntos de vista. Por otra parte, distintas expresiones nos permiten afirmar que
se trata de un texto escrito en el siglo XVIII o XIX. En este sentido el
aspecto léxico es fundamental. Fijémonos que se refieren a las corridas de
toros con la expresión "luchas de toros". Igualmente me atrevería a
decir que la actitud ante Europa que se presenta como culta, en contraste con España, que se presenta como
ignorante, si consideramos el proceso inferencial (WILSON). Esta visión crítica
de España y la idea de Europa como modelo a seguir también es muy propia del
siglo XVIII y de la Ilustración, como luego señalaré.
La cohesión
textual se establece mediante el uso de gran número de partículas de cohesión
que estructuran la misma y la unidad del texto, permitiendo el desarrollo de la
argumentación y contra-argumentación. A saber: "Por cierto",
"pero si", sin embargo.
Las ideas del
autor o autora se presentan de forma contundente, sin valor subjetivo, sin
asomo de duda. No se emplean personalizaciones del tipo: "desde mi punto
de vista", sino oraciones de predicado nominal que elevan la opinión del
autor a la categoría de hecho, la esencializan, incluso. Veamos estos ejemplos:
"es digno de admiración", "es un absurdo". Además, en
la primera parte el argumento principal presentado contra el toreo
es que este es minoritario , para lo cual se enumeran una serie de ejemplos que
se consideran muestras irrefutables de hechos y no opiniones. Por ejemplo: no
ha sido jamás una diversión generalmente buscada/ en algunas provincias no se
ha conocido jamás. Se recurre a la matemática para dar más fuerza argumentativa
a la afirmación: " se puede calcular que apenas una centésima parte habrá
visto alguna vez el espectáculo".
Es muy interesante
el cambio de tono en el segundo párrafo en el que el autor o autora hace una
concesión a su contrario en la dialéctica del discurso: "pero si tal
quiere llamarse" aunque esta concesión es una trampa, un ardid
argumentativo orquestado con la intención de mostrar al lector/a que si el
torero se puede mostrar ante Europa como único y original de España es,
precisamente, porque este tipo de diversiones ya han desaparecido en otros
países.
Considerando globalmente el texto, podemos
decir que no es sólo una crítica a la pretensión de presentar el toreo ante el
resto de Europa como un valor cultural de España, y por tanto como una seña de
identidad, sino también como una crítica más profunda y general hacia la
actitud de ciertas personas que parecen querer dejarnos en el pasado, no
evolucionar, no identificarnos con el resto de Europa, como sería lo lógico.
Esta es una actitud que, como mencioné anteriormente, encontramos en España
como una de las ideas eje de nuestra Ilustración, entre autores como Feijoo,
Jovellanos, y más tarde en Larra y otros articulistas decimonónicos, y que
llega hasta el regeneracionismo y buena parte del ensayismo posterior en
la medida en la que el tema se ha convertido en una cuestión recurrente en
nuestra construcción ideológica de cómo ha de ser nuestro país, y todavía no se
ha resuelto, (baste recordar el famoso lema publicitario: "Spain is
diferent" ni en su sentido general, ni en el específico, referido a las
corridas de toros que hoy, más que nunca, despiertan apasionadas defensas entre sus admiradores, y aquellos que las consideran un lastre propio de un país
atrasado.
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