En mí
la siento aunque se esconda. Moja
mis
oscuros caminos interiores
Quién
sabe cuántos mágicos rumores
sobre
el sombrío corazón deshoja.
A
veces alza en mí su luna roja
o me
reclina sobre extrañas flores.
Dicen
que ha muerto, que de sus verdores
el
árbol de mi vida se despoja.
Sé
que no ha muerto, porque vivo. Tomo,
en el
oculto reino en que se esconde,
la
espiga de su mano verdadera.
Dirán
que he muerto y yo no muero. ¿Cómo
podría
ser así, decidme, dónde
podría
ella reinar si yo muriera?
Aspectos
generales:
Nos
encontramos ante un ejemplo de poesía lírica. (ver apartado específico sobre
lírica) Se trata por tanto de un texto literario con una función
predominantemente estética, en el sentido dado al término por Jacobson, y con
un carácter unitario definido por su isotopía textual.
El poema trata sobre las emociones íntimas de
una persona al evocar algo que se especifica. Es una pura evocación emocional,
podríamos resumirlo diciendo que habla de una presencia interior, de sus
efectos y de la necesidad de su pervivencia.
La estructura externa, a la que volveremos
después, es la del soneto clásico. Internamente la podríamos dividir en dos
partes: En la primera, la voz poética nos presenta la idea de una fuerza
interior y de los efectos que esta produce; en la segunda, que se desarrolla a
partir del tercer verso del segundo cuarteto plantea dialécticamente al
posibilidad de la muerte o pervivencia de dicha fuerza interior.
Pódríamos subdividir estas partes del modo
siguiente:
Primera
parte: 1. Sentimiento de la presencia
interna:
Refresca, humedece.
Habla, susurra.
Ilumina, tranquiliza.
2. Idea de la muerte o
pervivencia del sentimiento.
Otros
dicen que ha muerto
Sé
que no ha muerto
Dirán
que ha muerto.
¿Como
podría ser?
Comentario
de la elocución:
Volviendo
a la estructura externa del poema, debemos considerar que, al tratarse de un
soneto, tiene una estructura rítmica y una musicalidad muy definida por el
seguimiento de un canon clásico que determina su modelo de configuración
(TODOROV) al que se ajusta el poeta. Los versos siguen el esquema rítmico de la
rima abrazada ABBA y en los tercetos se repite la pauta: CDE, interrelaciona
ambos entre sí.
Es muy destacable el uso del encabalgamiento,
siendo la ruptura de la esticomitia una de las claves de la lírica introducida
en España por BOSCAN Y GARCILASO ya en el Renacimiento, aunque este poema no
corresponda a este periodo. Los versos son endecasílavos como es preceptivo
dentro de este mismo canón clásico, por tanto, hay una continuidad rítmica
determinada por la constancia de esta medida, aunque el uso de encabalgamientos
más marcados en el segundo terceto produce una intensa aceleración que tiene
como fin acentuar la inquietud plasmada
en el plano del contenido.
Desde el punto de vista fónico, debemos
mencionar la presencia de la rima consonante, también preceptiva en el soneto
clásico, por otra parte, destacan algunas anáforas que no sólo acrecientan el
efecto rítmico, intensifican la isotipía y la continuidad interna mediante
procesos de recursividad textual: "esconde" versos 1 y 10, "ha
muerto" 7 y 9, "he muerto" 12, muero, 12, y muriera, 14.
Si consideramos el plano de la sintaxis, son
notorias las correlaciones que se establecen
entre el yo poético: "en mí", "me", "yo
vivo", "yo muero" y el otro, al que se refiere el poema y que se
mantiene herméticamente oculto, siendo, sin embargo el motivo fundamental del
mismo. Este "otro" viene marcado en género femenino: "la
siento", "ella". respecto a esa tercera persona nos dice que no
muere, que la siente dentro de sí.
Pero todavía hay una tercera persona más, los
otros a los que el poema se dirige desde el punto de vista de la deixis, y
desde el punto de vista pragmático ya que lo hace de forma directa
interpelándoles: "dicen", "dirán", "decidme". Así
pues hay una estructura correlativa de fondo que afecta también al plano
pragmático, y que se establece en tres vértices: yo- ella- los demás.
Por otra parte, la estructura sintáctica es
compleja, siendo frecuente la subordinación a partir de la segunda parte del
poema. En lo que se refiere al uso de los verbos, predomina el presente de
indicativo con algunas excepciones significativas concentradas en el último
terceto: el futuro "dirán"
está asociado al plano de la deixis, como he señalado anteriormente; el
condicional "podría" y el subjuntivo "muriera" sitúan a la
persona lectora en un plano distinto, hipotético o posible. Finalmente, el
imperativo "decidme" tiene sin duda un importante valor pragmático y
un sentido ilocutivo al que me referiré después.
La adjetivación, sin ser ornamental, está muy
presente en el poema. Tanto los adjetivos como los sustantivos se sitúan en un
plano semántico de intenso valor lírico debido a la fuerza connotativa, a sus
resonancias poéticas y a su ambivalente significado. Fijémonos en algunos de
ellos: adjetivos como mágico, oculto, extraño y sustantivos como rumor, árbol,
vida, reino, luna. La polaridad negativa de muchos de ellos: oscuro, sombrío,
muerte; contrasta con la polaridad positiva de aquellos que se refieren a la
fuerza interior que motiva el poema: mojar, rumor, alzar, reclinar, flores,
verdores, árbol, reino. Todos ellos remiten al universo de la naturaleza con un
cierto de eco de la sexualidad, el placer y lo sensorial. En definitiva, se
opone la luz y la vida, frente a la oscuridad y la muerte.
Para intesificar aún más la resonancia
significativa y el valor estético del texto se utilizan recursos semánticos de
gran belleza, a mi juicio. Podríamos citar, entre ellos, la metáfora clásica
del árbol de la vida y distintas sinestesias con ecos modernistas como la de la
"luna roja" y esa enigmática imagen creada por el sintagma
"esfinge de su mano verdadera", de resonancias místicas.
Consideraciones
pragmáticas, interpretación global y conclusiones:
¿Cómo
interpretar un texto tan deliberadamente ambigüo, sin el apoyo de un título o
del contexto de un libro, o el conocimiento de la autoría del mismo? Podríamos
decir, seguiendo las modernas corrientes de la lírica literaria como la Teoría
de la recepción o el deconstruccionismo, que cualquier interpretación
construída a partir del propio texto ha de ser igualmente válida. Por tanto,
podemos arriesgarnos a interpretar el poema de varios modos y en la línea de
varias corrientes e influencias ya que la transtextualidad, en el sentido dado
al término por TODOROV y KRISTEVA, es un rasgo muy notorio en la construcción
del mismo.
Efectivamente, no encontramos ante un texto
contemporáneo, que bebe de fuentes diversas, como se ha ido señalando en el
análisis de la elocución, fuentes tan distintas como el pretrarquismo (desde el
cual podría interpretarse como un poema de amor), la mística, (desde la cual le
daríamos un sentido más espiritual o metafísico, en la dirección de lo que
VILLENA, en su clasificación de la poesía actual denomina poesía ORFICA.
La persona lectora se sitúa ante el texto
como lo "otro", lo que se desdobla. Puede sentirse parte de ese grupo
al que la voz poética se refiere e interpela: "decidme". Puede
también escogerse una mayor identificación con la voz poética misma, sentir la
emocion de anclarse en ese algo inefable: el amor, la vida, la ilusión, incluso
la creación misma, que nos alejan del dolor y de la muerte.
Este
comentario ha sido realizado en cuarenta minutos y sin conocimiento del autor.
Posteriormente se verifica que se trata de José Hierro y el poema lleva el
título de "La alegría interior".
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