Libros al viento.

TEXTO LÍRICO 5

En mí la siento aunque se esconda. Moja
mis oscuros caminos interiores
Quién sabe cuántos mágicos rumores
sobre el sombrío corazón deshoja.
A veces alza en mí su luna roja
o me reclina sobre extrañas flores.
Dicen que ha muerto, que de sus verdores
el árbol de mi vida se despoja.
Sé que no ha muerto, porque vivo. Tomo,
en el oculto reino en que se esconde,
la espiga de su mano verdadera.
Dirán que he muerto y yo no muero. ¿Cómo
podría ser así, decidme, dónde
podría ella reinar si yo muriera?

Aspectos generales:

Nos encontramos ante un ejemplo de poesía lírica. (ver apartado específico sobre lírica) Se trata por tanto de un texto literario con una función predominantemente estética, en el sentido dado al término por Jacobson, y con un carácter unitario definido por su isotopía textual.

 El poema trata sobre las emociones íntimas de una persona al evocar algo que se especifica. Es una pura evocación emocional, podríamos resumirlo diciendo que habla de una presencia interior, de sus efectos y de la necesidad de su pervivencia.

 La estructura externa, a la que volveremos después, es la del soneto clásico. Internamente la podríamos dividir en dos partes: En la primera, la voz poética nos presenta la idea de una fuerza interior y de los efectos que esta produce; en la segunda, que se desarrolla a partir del tercer verso del segundo cuarteto plantea dialécticamente al posibilidad de la muerte o pervivencia de dicha fuerza  interior.

  Pódríamos subdividir estas partes del modo siguiente:
Primera parte: 1.  Sentimiento de la presencia interna:
                                           Refresca, humedece.
                                         
                                           Habla, susurra.                                                                                                                                  
                                           Ilumina, tranquiliza.

                        2. Idea de la muerte o pervivencia del sentimiento.
                                          Otros dicen que ha muerto
                                          Sé que no ha muerto
                                          Dirán que ha muerto.
                                          ¿Como podría ser?


Comentario de la elocución:

Volviendo a la estructura externa del poema, debemos considerar que, al tratarse de un soneto, tiene una estructura rítmica y una musicalidad muy definida por el seguimiento de un canon clásico que determina su modelo de configuración (TODOROV) al que se ajusta el poeta. Los versos siguen el esquema rítmico de la rima abrazada ABBA y en los tercetos se repite la pauta: CDE, interrelaciona ambos entre sí.

 Es muy destacable el uso del encabalgamiento, siendo la ruptura de la esticomitia una de las claves de la lírica introducida en España por BOSCAN Y GARCILASO ya en el Renacimiento, aunque este poema no corresponda a este periodo. Los versos son endecasílavos como es preceptivo dentro de este mismo canón clásico, por tanto, hay una continuidad rítmica determinada por la constancia de esta medida, aunque el uso de encabalgamientos más marcados en el segundo terceto produce una intensa aceleración que tiene como fin  acentuar la inquietud plasmada en el plano del contenido.

  Desde el punto de vista fónico, debemos mencionar la presencia de la rima consonante, también preceptiva en el soneto clásico, por otra parte, destacan algunas anáforas que no sólo acrecientan el efecto rítmico, intensifican la isotipía y la continuidad interna mediante procesos de recursividad textual: "esconde" versos 1 y 10, "ha muerto" 7 y 9, "he muerto" 12, muero, 12, y muriera, 14.

  Si consideramos el plano de la sintaxis, son notorias las correlaciones que se establecen  entre el yo poético: "en mí", "me", "yo vivo", "yo muero" y el otro, al que se refiere el poema y que se mantiene herméticamente oculto, siendo, sin embargo el motivo fundamental del mismo. Este "otro" viene marcado en género femenino: "la siento", "ella". respecto a esa tercera persona nos dice que no muere, que la siente dentro de sí.

 Pero todavía hay una tercera persona más, los otros a los que el poema se dirige desde el punto de vista de la deixis, y desde el punto de vista pragmático ya que lo hace de forma directa interpelándoles: "dicen", "dirán", "decidme". Así pues hay una estructura correlativa de fondo que afecta también al plano pragmático, y que se establece en tres vértices: yo- ella- los demás.

  Por otra parte, la estructura sintáctica es compleja, siendo frecuente la subordinación a partir de la segunda parte del poema. En lo que se refiere al uso de los verbos, predomina el presente de indicativo con algunas excepciones significativas concentradas en el último terceto: el futuro "dirán"  está asociado al plano de la deixis, como he señalado anteriormente; el condicional "podría" y el subjuntivo "muriera" sitúan a la persona lectora en un plano distinto, hipotético o posible. Finalmente, el imperativo "decidme" tiene sin duda un importante valor pragmático y un sentido ilocutivo al que me referiré después.

  La adjetivación, sin ser ornamental, está muy presente en el poema. Tanto los adjetivos como los sustantivos se sitúan en un plano semántico de intenso valor lírico debido a la fuerza connotativa, a sus resonancias poéticas y a su ambivalente significado. Fijémonos en algunos de ellos: adjetivos como mágico, oculto, extraño y sustantivos como rumor, árbol, vida, reino, luna. La polaridad negativa de muchos de ellos: oscuro, sombrío, muerte; contrasta con la polaridad positiva de aquellos que se refieren a la fuerza interior que motiva el poema: mojar, rumor, alzar, reclinar, flores, verdores, árbol, reino. Todos ellos remiten al universo de la naturaleza con un cierto de eco de la sexualidad, el placer y lo sensorial. En definitiva, se opone la luz y la vida, frente a la oscuridad y la muerte.

  Para intesificar aún más la resonancia significativa y el valor estético del texto se utilizan recursos semánticos de gran belleza, a mi juicio. Podríamos citar, entre ellos, la metáfora clásica del árbol de la vida y distintas sinestesias con ecos modernistas como la de la "luna roja" y esa enigmática imagen creada por el sintagma "esfinge de su mano verdadera", de resonancias místicas.

Consideraciones pragmáticas, interpretación global y conclusiones:

¿Cómo interpretar un texto tan deliberadamente ambigüo, sin el apoyo de un título o del contexto de un libro, o el conocimiento de la autoría del mismo? Podríamos decir, seguiendo las modernas corrientes de la lírica literaria como la Teoría de la recepción o el deconstruccionismo, que cualquier interpretación construída a partir del propio texto ha de ser igualmente válida. Por tanto, podemos arriesgarnos a interpretar el poema de varios modos y en la línea de varias corrientes e influencias ya que la transtextualidad, en el sentido dado al término por TODOROV y KRISTEVA, es un rasgo muy notorio en la construcción del mismo.

 Efectivamente, no encontramos ante un texto contemporáneo, que bebe de fuentes diversas, como se ha ido señalando en el análisis de la elocución, fuentes tan distintas como el pretrarquismo (desde el cual podría interpretarse como un poema de amor), la mística, (desde la cual le daríamos un sentido más espiritual o metafísico, en la dirección de lo que VILLENA, en su clasificación de la poesía actual denomina poesía ORFICA.

  La persona lectora se sitúa ante el texto como lo "otro", lo que se desdobla. Puede sentirse parte de ese grupo al que la voz poética se refiere e interpela: "decidme". Puede también escogerse una mayor identificación con la voz poética misma, sentir la emocion de anclarse en ese algo inefable: el amor, la vida, la ilusión, incluso la creación misma, que nos alejan del dolor y de la muerte.

Este comentario ha sido realizado en cuarenta minutos y sin conocimiento del autor. Posteriormente se verifica que se trata de José Hierro y el poema lleva el título de "La alegría interior".




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