Libros al viento.

TEXTO NARRATIVO 2.

    

  "Fuime a mi posadilla, que aunque pequeña, me hallé con una docena de amigos que me restituyeron mi libertad, que los libros hacen libre a quien los quiere bien. Con ellos me consolé de la prisión que se me aparejaba, y satisfice el hambre con un pedazo de pan conservado en una servilleta, y a la dieta con un capítulo que encontré en alabanza del ayuno. ¡Oh, libros, fieles consejeros, amigos sin adulación, despertadores del entendimiento,maestros del alma, gobernadores del cuerpo, guiones para vivir, y centinelas para bien morir! ¡Y cuántos habéis subido hasta las sillas del cielo! ¡ Oh, libros, consuelo de mi alma, y alivio de mis trabajos, en vuestra santa doctrina me encomiendo!
  
   Reposé aquella noche muy poco, porque como el sueño, que se dio para descanso del cuerpo, se hace de vapores cálidos y húmedos que suben del estómago y manjar al cerebro, y yo estaba casi en ayunas, fue tan poco mi sueño, que a las seis de la mañana estaba ya vestido. Santigüéme y encomendándome al Autor de la vida, fuime a un humilladero del bendito Ángel de la Guarda que está de la otra parte del puente de Segoviana. El día amaneció claro, y el sol grande y de color amarillazo. Fuera desto, en un rebaño de ovejas que encontré cerca de la puente vi que los carneros se topaban unos con otros, y de cuando en cuando alzaban los rostros al cielo; eche de ver la tempestad que amenazaba al día, dime priesa por volver presto. Fui a rezar, y en acabando, llegó el ermitaño a mí -que pareció ser hombre de buen discurso- y me dijo:
  -No hará tan buen día hoy como hizo el del bienaventurado San Isidro, si se halló vuesa merced aquí.
   -Sí me hallé -dije yo-, y he conocido las mismas señales del mal tiempo, por donde este día no se parecerá al otro."

   Se trata de un texto carácter narrativo, se trata de un fragmento y no de una unidad textual completa, en el sentido dado al término por la moderna lingüística textual (VAN DIJK) Se puede apreciar que el personaje, que es también narrador en primera persona, no introduce ni presenta la situación, como tampoco a sí mismo, algo que sería de esperar si se tratase de un texto completo. Por otra parte, aunque en líneas generales, podemos clasificar el fragmento que nos ocupa como  narrativo, interesa considerar que esta tipología textual suele incorporar o integrar otras variedades como efectívamente ocurre con este ejemplo. De hecho podemos considerar un subfragmento oratorio, concretamente un discurso laudatorio o de alabanza al libro, una brevísima descripción de un entorno natural y una introducción a la parte dialógica que, seguramente, continuase en el texto completo.

 Podríamos resumir el texto diciendo que en el mismo una persona relata sus dificultades para conciliar el sueño debido al hambre y comenta la ayuda que los libros le proporcionan en su situación.  Se levanta temprano y se da un paseo por el campo, encontrándose con un pastor y sus ovejas con el que dialoga sobre el tiempo atmosférico. Un asunto aparentemente trivial que tiene, sin embargo, su trasfondo, como veremos.

  La estructura externa del texto se establece mediante párrafos como corresponde a la prosa narrativa y se divide en tres partes que coinciden parcialmente con las partes en las que podemos dividirlo según su estructura interna.

  Efectivamente, el primer párrafo correspondería a la primera parte en la que se narra lo referente a la noche y se intercala el discurso de los libros. El segundo párrafo enlaza brevemente con el primero explicando la razón de que el personaje central se levante temprano y pasa a considerar su salida por el campo y lo que allí observa. Antes de terminar el párrafo, el personaje central se encuentra con el otro personaje que aparece en el fragmento del ermitaño. En el tercer párrafo el personaje, que hace las veces de narrador, se distancia de su papel narrativo para tomar la palabra y aparecer de manera directa en tanto que personaje, aunque se continúe utilizando el verbo declarativo para presentar su propio discurso.

     Desde el punto de vista fonológico lo más relevante es el uso que el autor hace de la entonación exclamativa y de la interrogativa en la parte declamatoria del texto. Se trata de un apóstrofe y de una pregunta retórica que dotan a esta parte del texto de una mayor intensidad y altura tonal, como es propio de tales discursos, especialmente durante el siglo de oro, aunque también hasta el siglo XIX, siendo impropio tal elevación tonal de un discurso más moderno.

   En el plano léxico conviene resaltar aquellas palabras y expresiones que permiten situar el texto en su contexto histórico pues hoy constituirían arcaísmo, podemos señalar las siguientes: "satisfice", " se me aparejaba", "eché de ver", "en acabando" y el uso del pronombre enclítico con el pretérico perfecto en primera persona "fuime" que se emplearía aún durante mucho tiempo en la lengua castellana con un valor intensificador y arcaizante. Por otra parte, la complejidad sintáctica es notoria siendo frecuente el uso de la subordinación, característica esta que también caracteriza la prosa narrativa del periodo áureo respecto a la contemporánea, mucho más aligerada.

   En la parte discursiva se emplean enumeraciones que producen un efecto rítmico destacable: "guiones del alma, fieles consejeros, despertadores del entendimiento".  En detenimiento con el que se narra y se declama contrasta, sin embargo, con la brillantez y simplicidad mediante la cual el autor da cuenta del paisaje en un estilo que podría calificarse de impresionista si no fuera por el léxico empleado. Es conveniente recordar que hasta el siglo XIX no serán frecuentes las descripciones de detalle, así describe el autor la naturaleza circundante: "El día amaneció claro, el sol grande", "eché de ver la tempestad que amenazaba al día"

  Desde el punto de vista semántico, el plano figurado o simbólico es mucho más frecuente de lo que pudiera aparecer en una primera lectura. Se emplean metáforas para referirse a los libros como "amigos" y para elogiarlos como: "gobernadores", "centinelas" la metonimia: "hombres de oscuro suelo" y la imagen: "levantado a cumbres altas". Es interesante el modo en el que el autor decide explicar la asociación entre libros y amistad, justificándola mediante un argumento que permita dotar todo el discurso de contenido, más allá de la retórica, exponer una idea, a saber: la de la asociación entre la libertad y la cultura, asociación a la que me referiré más adelante. Pero resulta especialmente relevante, a mi juicio, la simbología que se encuentra en el segundo parrafo, cuando se presenta el paisaje. El personaje central y narrador nos habla de un rebaño de ovejas y dice. "se topaban unas con otras y de cuando en cuando alzaban los ojos al cielo." La metáfora del rebaño de ovejas que representa a la humanidad, tomada de los evangelios, es demasiado determinante como para no considerarla en este contexto, y por tanto interpretar la frase más allá de su literalidad, considerando que se hace una crítica a las personas que , en permanente conflicto piensan en lo religioso sólo circunstancialmente.

    Desde el punto de vista narratológico podemos decir que la focalización es única e interna y, como ya señalaba anteriormente, la modalización, se sitúa en la primera persona narrativa que se corresponde con el personaje central. El tiempo narrativo es el pasado, es decir, el narrador está relatando hechos reales o inventados en los que él mismo participa como figura y motivo principal. La narración se desarrolla en dos ámbitos, interior: la posada, y exterior: el campo, donde se encuentra brevemente con otro personaje.

 Interpretación global y consideraciones prágmáticas:

En su conjunto el texto debió de ser escrito durante el siglo de oro, a juzgar por las características léxicas y estructurales ya apuntadas así como por la perspectiva ideológica o cosmovisión que se aprecia en él (GOLDMAN) Hay una presencia de lo religioso que envuelve todo el texto. "fui a rezar", "santa doctrina", "bienaventurado San Isidro"; la presencia misma del personaje del ermitaño, incluso la simbología de las ovejas, a la que acabo de referirme. Sin embargo, el trasfondo del texto no es teocéctrio sino humanista. El elogio del libro como fuente de la libertad del pensamiento, es, en este sentido, un aspecto clave. La crítica a la actitud de aquelos que no tienen ideas propias y forman parte del "rebaño", aunque esta interpretación pueda resultar demasiado audaz dada la limitación textual del fragmento con el que trabajamos. Por ello, resulta imposible determinar el significado último de las referencias al clima al no conocer el resto de la unidad textual, desde un punto de vista pragmático, la persona lectora carece de información relevante (WILSON) que le permita desarrollar una inferencia plausible en torno a este aspecto del fragmento.

  Globalmente, este texto narrativo produce un efecto de discreta reflexión sobre la vida y las costumbres, una mirada realista, al estilo de la narrativa picaresca y pre-picaresca desde la cual el escritor se permite asomarse al mundo con una tímida crítica social hacia aspectos como las desigualdades, el hambre, y en especial, la dificultad del hombre cultivado, con el que sin duda se identificaría, para sobrevivir en medio de la indiferencia general y la ignoracia.








    




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