Hacía ya varios años, cuando del pueblo salí, que no manaba el agua de las bocas y sin embargo, ¡qué airosa!, !qué elegante!, nos parecía a todos la fuente con su remate figurando un niño desnudo, con su bañera toda rizada al borde como las conchas de los romeros. En la plaza estaba el ayuntamiento que era grande y cuadrado como un cajón de tabaco, con una torre en medio, y en la torre un reloj blanco como una hostia, parado.
A pesar de tantos cursos, publicaciones y conferencias sobre estrategias para mejorar las relaciones con los demás, no es raro tropezarse con personas, teóricamente preparadas y con relevancia social, que lo saben todo , lo entienden todo, lo critican todo y hasta fulminan a cualquiera que se atreva a opinar de manera distinta o llevarles la contraria. Y pocas cosas como el dar la impresión de que siempre se está en posesión de la verdad dificultan tanto las relaciones humanas.
Sea cual fuere el tema de conversación, siempre nos cierran la boca con sus respuestas lapidarias que no admiten discusión, y si no les damos pronto la razón, toda la razón, de inmediato pasan a la descalificación personal global con expresiones tan demoledoras de la autoestima como éstas: "Tú no tienes la menor idea ni sabes lo que dices". "Eres un cretino y un irresponsable", etc.
Si mantenemos la calma, dejamos a un lado, por un momento, sus descalificaciones y críticas y analizamos de cerca y en profundidad estas personas, nos daremos cuenta de que a pesar de su grendilocuencia, su formación y sus conocimientos, son bastante superficiales, se sienten inseguros y necesitan reafirmarse constantemente aunque den la impresión de tener criterio propio, en realidad viven de ideas prestadas.
¿Qué hacer entonces ante estas personas que siempre pretenden tener razón? Darles, de entrada, la razón, para romper sus esquemas mentales, aliviar su ansiedad, relajar su tensión pisico física y desactiva el posible conflicto interpersonal que tratan de provocar. Con esto, no quiero decir que hay que dar la razón por sistema. Hay situaciones y casos en los que hay que oponerse con toda firmeza, como, por ejemplo, cuando se está perjudicando gravemente ó se pone en entredicho la dignidad de quien no puede defenderse. ¿Es para estas ocasiones para cuando debemos reservar toda nuestra firmeza y fuerza de persuasión. En el 80 por ciento de los casos restantes, de menor trascendencia, lo mejor es no presentar batalla. Obrando así, les ayudamos a madurar, a huir de dogmatismos y a que aprendan a escuchar.
Nos encontramos, inequívocamente, ante un comentario de prosa ensayística, sin embargo, podemos observar en él, al menos, una búsqueda deliberada de estilo que nos permitiría hablar de un texto literario de género ensayístico. Sin embargo, no cabe duda de que en este texto la función referencial es más relevante que la estética, en otras palabras, se centra más en la comprensión del contenido que expresa, en el mensaje que en la forma o recursos expresivos, y a los que me referiré después. Por otra parte, debeos recordar que el ensayo es un género declarativo, coo la lírica y que tiene en común con esta la subjetividad. EL discurso que tenemos entre manos no es una sucesión o enumeración de datos o información ajena al emisor que las trasmite, como ocurriría en un discurso científico, por el contrario, está totalmente determinado por las ideas y la perspectiva de su autor.
Podemos resumir este texto diciendo que en él la voz argumentativa, el autor o autora comienzan por afirmar que existen personas que siempre quieren tener razón y que llegan incluso a descalificar personalmente a cualquiera que les lleve la contraria. Posteriormente se dirige al lector o lectora para aconsejar cómo comportarse con este tipo de interlocutores, lo mejor es ceder, salvo si la dignidad de alguien que no pueda defenderse está siendo dañada, y ayudarles, así, a adoptar una actitud más madura.
La estructura externa del texto es la de la prosa ensayística. Es usual en estos casos que se plasma el pensamiento en una sucesión de párrafos no demasiado extensos, para permitir una mejor comprensión de lo leído, cada párrafo va, por otra parte, marcando el cambio de aspecto o subtema que va articulando la progresión textual, y por tato, la estructura interna misma del texto. Vamos a verlo:
Podemos dividir el texto en dos partes, cada una de ellas se divide en otras dos plasmadas en un párrafo distinto. Tiene, por tanto, cuatro párrafos y subpartes.
En la primera parte se presenta el problema:
Primer párrafo: A pesar de que existan gran número de publicaciones destinadas a mejorar las relaciones humanas, es fácil encontrase con una persona que cree saberlo todo.
Segundo párrafo: Estas personas son demoladoras para nuestra autoestima, pues siempre terminan insultándonos.
En la segunda parte se explican causas y se ofrecen recomendaciones:
Primer párrafo: Debajo de la fachada de seguridad estas personas adolecen de falta de criterio.
Segundo párrafo: Lo mejor, salvo en casos determinados, es darles la razon y ayudarles a madurar.
La cohesión textual se establece gracias al empleo de un gren múmero de partículas que van engranándose en el texto, operadores como: "a pesar de", "sea cual fuere", que tienen un carácter concesivo. , de ejemplificación. "como estas". También llama la atención el uso de bimenbraciones: "descalificaciones y críticas", "de cerca y en profundidad"; así como enumeraciones, en concreto me gustaría señalar esta que contiene una anáfora: "lo saben todo, lo entienden todo, lo critican todo" Se debe tener en cuenta, en relación a este dato, que la ejemplificación , la enumeración es el eje básico que estructura el texto.
No faltan tampoco ejemplos de lenguaje figurado: "no es raro tropezarse con una persona", "estar en posesión de la verdad", "desactivar el posible conflicto", "nos cierren la boca". "demoledores de la autoestima". Se trata de construcciones con valor simbólico o metafórico de uso habitual y que son muy frecuentes en este tipo de textos. De hecho su función no es, como sería en un texto lírico, provocar extrañamiento, sino que por el contrario, lo que se pretende es provocar un acercamiento emocional al lector utilizando un lenguaje cargado de valores que son reconocibles por cualquiera que comparta la lengua y la cultura empleadas.
Si observamos la distribución de las forma vebales, veremos que los verbos escasean en comparación con la frecuencia de uso de los sintagmas nominales. Se organizan en dos grupos fundamentalmente: los que se refieren al autor y al potencial lector o lectora, que integran un "nosotros": " mantenemos la calma", "damos la razón", frente a aquellos con los que se enfrenta: "pasan a la descalificación". Muy interasante resulta, a mi juicio, el uso del infinitivo, cuando el texto adopta un carácter práctico, y aconseja cómo actuar. "romper sus esquemas", "aliviar su ansiedad" y la oración conclusiva del texto, que nos desvela un objetivo general a todo lo dicho. "ayudarles a que aprendan a escuchar".
Y es que para el texto, la persona que no es capaz de dialogar, que sólo entiende la confrontación dialéctica como un modo de imponerse frente a los demás, es una persona débil. Acentúa esta perspectiva al emplear la polifonía textual y darle voz, precisamente en el momento del insulto y la descalificación, nos la presenta diciendo: "No tienes ni la menor idea", "Eres un cretino". Y precisamente es en esa fuerza que intenta encontrar por medio de la agresividad verbal, donde reside su debilidad, que es sobre la que la persona receptora del texto debe levantar su superioridad moral y dialéctica.
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