Libros al viento.

TEXTO NARRATIVO 6.

    
    Los recuerdos de aquella época, por acción del tiempo, se han uniformado y convertido en detalles de un solo cuadro. Desaparecida la impresión que me produjeron en su momento, limadas sus  asperezas por la lija de nuevos sufrimientos, las imágenes se mezclan, felices o luctuosas, en un plano único y sin relieve. Como una danza lánguida vista en el fondo del espejo de un salón ochocentista y provinciano, los recuerdos adquieren un aura de santidad que los transfigura y difumina.

La casa estaba cerrada y ante la puerta un criado impedía el paso a los visitantes. Aguardábamos a la intemperie, apiñados en la parte delantera del jardín. De vez en cuando distinguíamos siluetas cruzando una ventana. Tras la tapia en la calle, una muchedumbre se había reunido para rendir el postrer homenaje al magnate. Un frío seco  y un aire luminosos y sereno hacían llegar con limpieza el lejano tañido de las campanas. Se oía piafar a los caballos y golpes de cascos en la calzada. Se abre la puerta de la casa. El criado se retiró y dio paso a un canónigo revestido de ornamentos funerarios. Salieron dos monaguillos y corrieron a formar la hilera. El primero llevaba un largo palo rematado por un crucifijo metálico. El canónigo tenía los ojos clavados en el misal y entonaba un cántico sacro, coreado, desde dentro de la casa por voces hondas. Iniciaron la procesión tras el canónigo marchaban cuatro curas en doble columna. Luego aparecieron los maceros del ayuntamiento con sus vestiduras medievales, sus pelucas y sus clavas doradas en forma de devanadera.

   Aspectos generales.

   Este texto es un fragmento de prosa narrativa, aunque la modalidad del discurso sea descriptiva. Podemos afirmar, con cierta seguridad, que se trata de un fragmento descriptivo inserto en una narración ya que está se presenta desde el foco de un narrador que introduce unas circunstancias, se detiene en los detalles, en la situación, el lugar, todos los elementos sensoriales que rodean el hecho singular al que se refiere, pero el objetivo es narrar unos "recuerdos" como se presentan ya desde las primeras palabras del texto. Debido a su carácter fragmentario no es posible determinar la intención en toda su dimensión comunicativa. Debemos tener en cuenta que la intención del hablante es el elemento esencial para establecer la unidad del texto. Sin embargo, si nos es posible considerar el fragmento como un todo, de cara a la realización de su análisis y comentario, en la medida en que se plantean en el ciertos aspectos pragmáticos que consideraré posteriormente.

  Podemos resumir el texto diciendo que la voz narrativa comenta brevemente la impresión de uniformidad y extrañamiento que le producen los recuerdos del pasado, a continuación, se centra en el recuerdo concreto de una procesión fúnebre, la de un magnate, ante la cual se sitúa a sí mismo como un observador cercano y de una clase social, aparentemente inferior.


Análisis de la elocución.

  La estructura externa del texto responde a una división en dos párrafos cuyo contenido se corresponde con la estructura interna. En el primer párrafo, más breve, se presentan globalmente las impresiones subjetivas y emocionales que tienen para el narrador una serie de recuerdos. Esta primera parte tendrá, por tanto, un valor introductorio, de presentación.  La segunda parte pasa a la narración de los recuerdos, que tendrán continuidad en el texto completo.

 En el nivel fonológico no encontramos nada de especial relevancia, a mi juicio, podemos decir que la prosa es fluida, sin resultar rápida. Las oraciones son todas enunciativas y afirmativas por lo que no hay cambios en la entonación, la extensión oracional es media, habiendo algunos casos de subordinación "adquieren un aura de santidad que los transfigura y diferencia de la coordinación: "la casa estaba cerrada y ante la puerta un criado impedía el paso."

  La sensación que produce este ritmo constante de la prosa es la de una detención, clama, continuidad muy acorde con el contenido del texto. Al predominar claramente la descripción, el autor busca producir un efecto de estatismo, de detención en el tiempo; es esencial la percepción unitaria de lo descrito que él miso nos subraya al decir que lo recuerda "en un plano único y sin relieve". No puede haber inflexiones, alteración en el tono que nos transmitiría, la idea de que el recuerdo está todavía preñado de emociones, y no es así, es un recuerdo uniformado" y que ya no produce emoción pues han sido ya limadas sus asperezas, desaparecida la impresión que produjeron".

 Lo que sí encontramos en el texto es una extrema viveza (hipotiposis, empleando la expresión de CICERÓN en la retórica clásica) Este viveza, intensidad y fuerza descriptiva se obtiene a través de una gran variedad de recursos ante los que debemos detenernos:

  En primer lugar, la técnica que ha empleado el autor para presentar la descripción desde un ángulo introspectivo, de valoración, de mirada lejana  y enmarcando lo descrito ante el lector/a como si crease una atmósfera de conjunto y pudiéramos también nosotros percibirlo de este mismo modo, "desde el fondo de un espejo  de un salón ochocentista y provinciano"

En segundo lugar, me gustaría hacer notar la riqueza sensorial con que se presentan los detalles al lector/a. Hay referencias visuales como "distinguíamos siluetas cruzando la ventana", táctiles, "apiñados"/ "un frío seco" y auditivas "se oía el piafar de los caballos y los golpes de cascos"/ "entonaban un cántico sacro". Sutilmente, además, nos presenta la situación en tres niveles, siempre desde la perspectiva del observador, a saber: el ocupado por el propio narrador que se sitúa dentro de la escena pero desde una cierta marginación, en el jardín, "aguardábamos apiñados en el jardín"; en segundo lugar,  de la muchedumbre, tras la tapia, y en el nivel central, en el eje, se sitúan las personas que se encuentra entorno a las "siluetas" que perciben tras la ventana, las voces hondas que se corean "desde dentro". Esta separación va a romperse a partir del momento clave que se enuncia con la oración: "se abrió la puerta de la casa". A partir de aqui, empieza a toar forma esas figuras encabezadas por el  canónigo "revestido de ornamentos funerarios". El texto dedica especial atención, a partir de este momento, a la descripción detallada de los distintos personajes que van a encabezar la procesión y podemos deducir que continuará en la misma dirección en las líneas siguientes.

  La progresión textual queda determinada por la sucesión de subtemas. En primer lugar y en la parte introductoria el tema genérico de los "recuerdos". Para referirse a ellos emplea adjetivos y participios: "desaparecida la impresión", "limadas las asperezas". Destacaré la sinestesia: "imágenes felices o luctuosas" y el sintagma: "aura de santidad" que es una imagen muy expresiva en la línea del imaginario poético del texto, con una fuerte impronta religiosa. También es muy útil para crear la impresión global y sensorial, la comparación: "como una danza lánguida" y la metáfora: "por la liga de nuevos sufrimientos".

  En la segunda parte el texto progresa presentando ya los espacios en los que ocurren los recuerdos evocados previamente. La casa, el jardín, la tapia y la muchedumbre, la espera, posteriormente la procesión.


  El lector o lectora va desgranando del texto la información de la que puede deducir, en un proceso inferencial (WILSON), ciertos datos que no están explícitos todavía. Podemos considerar como plausible, la posibilidad de que exista una relación entre el personaje -narrador/a que observa desde el jardín de la casa, y las personas que se encuentran en el interior, incluyendo el difunto. Pero el no conocer esta relación produce un efecto de suspensión, de misterio. Ese misterio, unido a la sensación de extrañamiento, de cierta ensoñación de lo evocado, sin duda despierta la curiosidad del lector o lectora, tanto como el placer estético ante la belleza del lenguaje, sin gran complejidad léxica ni ornamental pero cuidadosamente seleccionado para producir un  intenso efecto de viveza sensorial. El estilo se corresponde a un tejido de impresiones claramente asociable con la narrativa de la primera mitad del siglo XX, por su detallismo y por ciertas expresiones como "amor de santidad", "postrero homenaje", incluso por el tema en sí  de la procesión. Para el lector o lectora actual resulta doblemente interesante la impresión de observar una escena que se desenvuelva desde una perspectiva ya lejana en el tiempo y que ocurre en un plano aún más distante como a través del espejo duplicado de dos épocas, y con sus fantasmas desfilando a través de nuestra imaginación.

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